La más bella entre todas las mujeres
8 de Diciembre - Solemnidad de la Inmaculada Concepción de MarÃa.
Nadie mejor que Ella, la Virgen Madre del Redentor, nos puede ayudar a disponernos interiormente para el nacimiento de su divino Hijo.
Recuerdo que, cuando era niño, escuché de los labios de mi madre una oración bellÃsima, que siempre me ha fascinado: “Bendita sea tu pureza/ y eternamente lo sea,/ pues todo un Dios se recrea/ en tan graciosa belleza./ A ti, celestial Princesa,/ amada Virgen MarÃa,/ te ofrezco en este dÃa/ alma, vida y corazón./ MÃrame con compasión,/ y no me dejes, Madre mÃa./ Aménâ€. En esta sencilla plegaria, al igual que en el AvemarÃa, se encuentra condensada la fe del pueblo cristiano que reza a MarÃa, su Madre, invocándola con el singular tÃtulo de “Inmaculadaâ€.
La Iglesia Católica, casi desde sus inicios, consideró a la Virgen MarÃa como purÃsima y sin ninguna mancha de pecado original. Muchos Santos Padres y teólogos habÃan defendido la pureza intacta de MarÃa, como, por ejemplo, san Gregorio Nazianceno, OrÃgenes, Tertuliano, san Basilio de Cesarea, san Cirilo de AlejandrÃa, san Efrén de Siria, san Ambrosio y san AgustÃn. Pero, curiosamente, el dogma de la Inmaculada Concepción no fue definido sino hasta el año 1854 por el Papa PÃo IX, de feliz memoria. En la bula “Ineffabilis Deus†proclamaba solemnemente que “la Bienaventurada Virgen MarÃa fue preservada inmune de toda mancha de pecado original desde el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humanoâ€. Son las palabras textuales de la declaración de este dogma de fe.
El Evangelio de la fiesta de hoy nos presenta el pasaje de la Escritura en el que la Iglesia ha visto de forma clara, pero implÃcita, la afirmación de este dogma mariano. “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo†son las palabras que el ángel dirige a MarÃa, al entrar a su presencia, para comunicarle el mensaje que le traÃa de parte de Dios. Esta definición, “llena de graciaâ€, le viene aplicada a MarÃa en un sentido pleno y total. Ella es la “toda hermosaâ€, la “tota Pulcraâ€, como siempre la han llamado todos los cristianos desde tiempo inmemorial y como canta la Iglesia en las vÃsperas de esta festividad.
La palabra “gracia†–del griego, “charisâ€â€“puede significar “favor, perdón, amnistÃa†–como cuando decimos que un condenado a muerte ha obtenido la gracia–. Pero significa también “belleza, encanto, fascinaciónâ€. Y éste es el sentido que se aplica aquà a MarÃa. Ella es la más bella de todas las creaturas; pero no nos referimos sólo a una belleza fÃsica, sino sobre todo espiritual: la belleza de su alma por sus virtudes, por su santidad, por la elección divina; porque ha sido totalmente preservada de la mancha del pecado; en una palabra, porque en Ella, en su vientre, alma y corazón, reside el mismo Dios. Ella es “llena de gracia†porque es toda pura y porque Dios la ha elegido para ser la Madre de su Hijo. Ella es “graciosa†porque ha sido “agraciada†de parte de Dios. Ella es, en efecto, “la más hermosa de entre todas las mujeres, la amada del Señor, en quien no hay ninguna tacha†–como canta poéticamente el Cantar de los Cantares–.
Fedor Dostojevskji decÃa que “el mundo será salvado por la bellezaâ€. Y tenÃa razón. Pero por esta belleza espiritual que resplandece en el alma de MarÃa; por la belleza sin igual de sus virtudes, de su santidad, de su pureza virginal y de su condición de Virgen y Madre Inmaculada.
Ojalá que también nosotros, todos los cristianos, imitemos a nuestra Madre del cielo en su pureza de cuerpo y alma. ¡Son tan hermosas las almas puras! Ojalá los jóvenes y las jovencitas entendieran que la verdadera belleza, la que nunca acaba y la que siempre perdura no es la belleza caduca y engañosa que se exhibe en las formas del cuerpo, sino la belleza limpia del alma santa, la inocencia de la virtud y la pureza del corazón. Pidamos hoy a MarÃa SantÃsima, nuestra Reina y Madre Inmaculada, que nos haga cada dÃa un poco más semejantes a Ella.
Autor: P. Sergio Cordova LC | Fuente: Catholic.net