Le decía a Vivi que los comunicadores de hoy tenemos una importante tarea: transmitir esperanza. Entonces, desde Lluvia de Rosas, ella contestó:
Este tiempo en el que el reloj es el dueño de nuestras corridas, desvelos... desde el centro de nuestro pensamiento queremos invitar a todos a algo diferente. Algo que cambiará la vida y la llenará de alegría y Paz; buscar en este Adviento el momento para que el Niño que vendrá nos encuentre con el alma abierta, sedienta de Paz y de amor fraterno.
Seamos capaces de responderle a ese pequeño que nos ama, que se dá por todos un vez más. Ésta puede ser una Navidad diferente... ...sólo tenemos que conectar con Aquel que nos llenará de vida, con el que sana las dolencias, con el que llenará el alma de paz, esa paz que no podemos comprar y que deseamos tanto.
Tenemos la llave. Abramos la puerta y decubramos la diferencia de vivir con El y llenos de El! Atrevámonos a vivir una Navidad distinta!
Después de leer las palabras de Vivi, me pregunté: cuál es mi esperanza? Cómo sería una "navidad distinta"?… y me pregunté más: cuál es la esperanza de todos los cristianos en esta navidad? Que gane Boca? Que salga campeón Tigre después de cien años? Que se termine la mala racha de River? Que te puedas comprar el black berry? Cuál es tu esperanza?
Porque a decir verdad, todos estamos muy llenos de esperanzas en cosas terrenales. Alegrías también, pero cosas pasajeras.
También estamos cansados, por distintos motivos. Como pueblo, cansados de ver las miserias políticas de un país rico, que parece no poder avanzar. Como familias, cansados de batallar con los problemas comunes: tal vez enfermedad, problemas laborales, falta de diálogo, falta de paciencia, de caridad, de tolerancia. A veces hasta nos cansamos de orar, o de ir a misa.
Nos agotamos frecuentando ritos sin humildad, es decir, sin verdadera atención, sin verdadera escucha. Andamos "desorejados" de esperanzas celestiales.
La palabra de Dios parece un eco lejano, muchas veces! Es como lo que pasa generalmente con el micrófono de los templos, que resuena fuerte pero no se entiende nada…
Esperanza… una navidad distinta… cómo? Si otra vez el pan dulce, la sidra, el dinero que no alcanza para los regalos de todos. Otra vez la discusión, si en la casa de uno, si en la casa del otro; si hay taxi para volverse, si no hay cómo viajar. Lo de siempre: la ensalada rusa, el pollo a la parrilla; y después brindar, tirar bengalas con los chicos… Y el arbolito encendido, titilando.
Y la esperanza? titilará también?
En cada circunstancia vivimos la Navidad como podemos. Con todas nuestras limitaciones, con todos nuestros problemas, con todas esas conclusiones que se nos vienen encima cuando finaliza un año. Cuántos descontentos, no? No es fácil.
Me pregunto nuevamente, fantaseando con la historia: qué desilusión para María y José no encontrar albergue para dar a luz! Y en esta época nos preocupa lo caras que están las Barbies!
Y la esperanza? Qué esperanza tuvo María al enfrentarse con las contrariedades? Sola en silencio, se dio a la meditación de su corazón.
Qué contraste fuerte, no? Con nuestra Navidad ficticia, desamorada, perdida de sentido. Qué contraste fuerte pensar en las madres que dan a luz en el campo, sin parteras, sin atención médica. Qué contraste terrible pensarnos preocupados por las vacaciones en Brasil, o en Uruguay, frente a un pesebre con huída a Egipto, por razones de vida o muerte, no por cuestiones económicas, mucho menos vacacionales! Vida que huyó para poder dar más vida! Después Jesús niño, adolescente, adulto, preparado para darlo todo, aún su propia vida. Pero qué caras que están las barbies, che!
Aún en los contratiempos uno puede encontrar su esperanza. Ya no se trata de "comprar" la paz, como dice Vivi, a cualquier precio. Tampoco comprar con materialidad superflua esa esperanza que no tiene valor numérico. Quizá tener esperanza sea más del cincuenta por ciento de probabilidades de alcanzar la paz, si lo vemos con términos matemáticos. Pero ese tesoro es en realidad incalculable. Por eso quien la pierde, quien pierde la esperanza, pierde pie, pierde su centro, su esencia. La esencia.
Tal vez, vivir una navidad distinta sea preguntarnos eso: Cuál es nuestra esperanza? Siempre que exista la pregunta, habrá una respuesta interior de cada uno. Y si el interrogante no se abre… la esperanza, no aparece.
Yo me lo pregunté, pasando como todos, por momentos intensos. El dolor es pan de Dios. Es el alimento de la conciencia. Y cuando la conciencia crece, crece la esperanza. - Pero esperanza en qué? dirán ustedes! Esperanza con dolor? No nos gusta eso… Más dolor es no llegar este año al I-pod!
Alguien me dijo una vez que la tristeza, es un sentimiento. Y esa aclaración me dio tranquilidad. Creo que la esperanza también lo es.
Volver a los sentimientos, volver a los valores reales, no a los inflacionarios; contemplar detenidamente, aunque sea un instante, la verdad de nuestras vidas. Sería como parar para respirar en una carrera. La carrera que dice Vivi que todos vivimos… el tiempo que no nos deja sentir, pensar, centrarnos… aún en medio de la dificultad, conectarnos con Dios, con nosotros mismos, con el amor verdadero.
Nos queda de paso el arbolito, digo yo, en casa, mientras entramos y salimos por esa puerta desde donde Dios también nos debe mirar con asombro.
Detengámonos un ratito, unos minutos, y sepamos que ahí nació nuestra esperanza. En ese pesebrito hoy de yeso.
Tengamos en cuenta que también podemos salir a la calle, viajar en colectivo, mirar por la ventanilla y lanzar - como decía Santa Teresita - "una simple mirada al cielo, porque la oración es un impulso del corazón, un grito de agradecimiento y amor, tanto en medio de la prueba, como en medio del gozo".
Que esta Navidad sea distinta es que no consideremos "prueba" a no poder comprar cosas meramente externas. Una navidad distinta es valorar lo que somos como hijos de Dios, y el único precio caro que fue la redención de nuestros pecados. Jesús, hijo de Dios, ten compasión de nosotros!
No será esa nuestra mejor esperanza? nuestra navidad "distinta"?
Vivirla en oración y alabanza, pidiendo perdón por nuestra falta de valores, sabiendo que Aquel que nos dio la vida, VENCIÓ todo tipo de dificultad, y hasta cargó con las nuestras… pero… seguimos preocupados por el mp5, y lo que aumentaron las cremas antiarrugas…
Que esta Navidad sea realmente distinta: que como María en Belén, podamos superar las pruebas del camino, con fe y con caridad, y no preocuparnos tanto en quién trae el vithel toné, o los regalos de Papá Noel, sino en dejarnos iluminar verdaderamente por quien trajo la LUZ y nuestra esperanza en el cambio, en la conversión del corazón, nuestra esperanza en la eternidad.
Bendiciones para todos! Alejandra
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