Lluvia de Rosas es y seguirá siendo gratuito para todo el mundo, y es por ello que necesitamos de su ayuda para seguir creciendo como instrumento de propagación de la fe católica a través de Internet:
Ver orar a otros. A Teresa le impresionaba mucho ver rezar a su padre. “No tenía más que mirarlo para saber cómo rezan los santos” (A 18r). Pero también le sobrecogía ver orar a la naturaleza, “el campo, las flores, los pájaros, el murmullo del viento, la música...”. “Entonces mis pensamientos se hacían muy profundos, y sin saber lo que era meditar, mi alma se abismaba en una verdadera oración” (A 14v).
·Dedica unos momentos a recordar a personas que con solo verlas te han ayudado a entrar en la presencia de Dios. Recuerda también si tu encuentro con la naturaleza o con las mil circunstancias de la vida, te ayuda a orar.
Ver a Jesús.
Para Teresa es muy importante mirar a Jesús, por medio de estampas o de imágenes. Mirarle en los pobres, en las hermanas, en el propio corazón. Mirar a Jesús orando, para hacer suya la oración sacerdotal. Porque Teresa no sabe orar si no es por los demás: pecadores, sacerdotes, familia, ateos... Así hace suya la oración de Jesús.
“Señor, tú sabes que yo no tengo más tesoros que las almas que tú has querido unir a la mía. Estos tesoros tú me los has confiado. Por eso, me atrevo a hacer mías las palabras que tú dirigiste al Padre celestial la última noche que te vio, peregrino y mortal, en nuestra tierra. Jesús, Amado mío, yo no sé cuándo acabará mi destierro... Más de una noche me verá todavía cantar en el destierro tus misericordias. Pero, finalmente, también para mí llegará la última noche, y entonces quisiera poder decirte, Dios mío: “Yo te he glorificado en la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. He dado a conocer tu nombre a los que me diste. Tuyos eran y tú me los diste. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido y han creído que tú me has enviado. Te ruego por éstos que tú me diste y que son tuyos” (C 34r).
·Haz tuya también la oración sacerdotal de Jesús. Y pide por los tuyos, por los que el Padre te ha dado, por todas esas personas que llevas en el corazón.
Ver a Teresa orando.
Vamos a entrar ahora despacio en la oración de Teresa, tal como ella la definió. Muchas veces oró así. También nosotros lo hacemos:
·“La oración es un impulso del corazón. (Que no solo hablen tus labios. Deja que se exprese tu corazón ante Dios). ·Una simple mirada hacia el cielo. (Levanta los ojos y mira y déjate mirar por los ojos del Señor. Que tu oración sea un cruce de miradas). ·Un grito de gratitud y de amor. (Cuando ves el amor del Señor la lengua grita y estalla el canto). ·Tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. (En todo momento está el Señor contigo. Canta también en medio de la noche). ·La oración es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a Jesús” (C 25r).
Ser espejo de Dios.
Para terminar, no olvides que también tu vida, tus gestos y actitudes de oración pueden ocultar o reflejar para otros el rostro del Señor.
Escribir Comentario
Por favor, mantenga el tópico de los mensajes en relevancia con el tema del artículo.
No utilice los comentarios para promociones y/o publicidad, ese tipo de mensajes serán removidos.
Solo Ingrese nombres, NO INCLUYA APELLIDOS, ni ningun otro tipo de dato personal dentro de los comentarios, NO UTILICE lenguaje inapropiado, evitelo ya que de ser así, el comentario ingresado será quitado.