Lluvia de Rosas es y seguirá siendo gratuito para todo el mundo, y es por ello que necesitamos de su ayuda para seguir creciendo como instrumento de propagación de la fe católica a través de Internet:
“Lo que embellece el desierto es que en cualquier lugar esconde un pozo” (Principito).
“Danos, Señor, ojos limpios de niño, para entrar en el corazón de Teresa y contemplar allí el fuego de un amor”.
Nos acercamos a Teresa desde la situación personal de cada uno. En su puerta no hay letreros prohibitivos. Todos podemos entrar. Puede hacerlo el que lleva mucho tiempo con la ausencia de Dios a cuestas y el que ha rastreado tanta belleza de escaparate que ya no sabe seguir la senda del corazón. Teresa quiere mostrarnos su tesoro escondido, el que la fue embelleciendo por dentro. Lo dio a conocer casi al final de su vida. Lo lanzó al aire como una semilla. Es su cántico a María. Teresa, que quiso hacer de su vida un acto de amor renovado a cada latido de su corazón (Or 6), unió el “Jesús, te amo”, al “te amo, María”.
Nos dejamos llevar por su catarata de motivos de amor a María para terminar contemplando el misterio de la Virgen y cantar con ella su Magnificat.
Letanía
Cantar, Madre, quisiera: “por qué te amo, María!, por qué tu dulce nombre de alegría estremece mi corazón, por qué de tu suma grandeza la idea no le inspira temores a mi mente.
·Porque eres más Madre que Reina. (Todos):
TE AMO, MARÍA.
·Porque curas las heridas con tu sonrisa:
TE AMO, MARÍA.
·Porque nos conduces a la montaña del amor:
TE AMO, MARIA.
·Porque nos hiciste visible el camino del cielo, practicando las más humildes virtudes.
TE AMO, MARÍA.
·Porque meditando tu vida en el Evangelio nos atrevemos a mirarte y a acercarnos a ti.
TE AMO, MARÍA.
·Porque no nos cuesta creer que somos tus hijos, al ver que sufres y mueres como nosotros.
TE AMO, MARÍA.
·Porque vienes a sonreírnos en la mañana de la vida y vendrás de nuevo a sonreírnos al atardecer.
TE AMO, MARÍA.
·Porque nos dejas cantar sobre tus rodillas.
TE AMO, MARÍA.
·Porque no te cansas de oír por siempre y para siempre, que somos tus hijos.
TE AMO, MARÍA.
·Porque nos das a Jesús y nos unes a El.
TE AMO, MARÍA.
·Porque te gozas al vernos descansar bajo tu manto.
TE AMO, MARÍA.
·Porque quieres que seamos, contigo, sagrario que esconde la divina belleza del Salvador.
TE AMO, MARÍA.
·Porque te proclamas la siervecilla del Señor.
TE AMO, MARÍA.
·Porque andas presurosa a servir y solidarizarte con los necesitados.
TE AMO, MARÍA.
·Porque recoges las palabras y gestos de los humildes de la tierra y todo lo conviertes en poema cantado para Dios.
TE AMO, MARÍA.
Oración:
¡Virgen inmaculada, tú eres mi dulce Estrella que irradias a Jesús y haces con él mi unión! Déjame, Madre buena, posar bajo tu manto ¡nada más que por hoy! (Po 5,11).
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