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El año 1870 es un año muy agitado para la familia Martin. Muerte de la pequeña Elena. Nacimiento y muerte de la pequeña Teresa Melania. Venta de la relojería de papá a su sobrino Adolfo Leriche, adinerado con una cuantiosa herencia. Las preocupaciones consiguientes a la mudanza (que tendrá lugar en julio de 1871) de la calle del Puente Nuevo, número 15, al número 36 de la calle de San Blas. Guerra franco- alemana con la ocupación de Francia. Luis está dispuesto a defender a su patria:
"Aún será muy posible que hagan marchar a los hombres de cuarenta a cincuenta años, casi me lo espero. Mi marido no se conmueve en absoluto, no pediría gracia alguna para no ir y dice con frecuencia que si fuera libre, se enrolaría inmediatamente en los francotiradores" (CF 62). Amenaza constante de una invasión a Alençon por los prusianos, que, efectivamente -"en número de veinticinco mil, no podría describiros nuestra intranquilidad (...), mi marido está triste, no puede ni comer ni dormir"-, ocupan la ciudad en enero de 1871. Los Martin acogen a nueve prusianos, "ni malos ni ladrones"; pero, ¡horror!, "glotones como jamás he visto, comen todo sin pan. Se comen un guiso de cordero lo mismo que una sopa" (CF 110).
A distancia, sonreímos. Para los Martin, se trata de inquietud continua, sublimada por "la firme confianza de estar apoyados por lo alto" (CF 65). Los acontecimientos políticos en el país chocan profundamente con estas personas católicas convencidas.
"Todo lo que pasa en París -escribe Celia el 29 de mayo de 1871- me mete la tristeza en el alma: acabo de enterarme de la muerte del arzobispo y de sesenta y cuatro sacerdotes fusilados ayer por los partidarios de la Comuna. Estoy completamente trastornada por estas cosas" (CF 66).
Si la familia no conoce la pobreza ("tenemos más de lo que necesitamos para vivir y criar a nuestros hijos; de otro modo, continuaría con el punto de Alençon", CF 54), las preocupaciones materiales nunca faltan. Son inherentes al comercio que tiene que "cambiar", de lo contrario, se pierde el puesto; son inherentes a las enfermedades de los hijos, a los problemas de la educación, al porvenir de estas cinco niñas que Luis y Celia aún no impulsan al convento y para las que hay que preparar la dote del mañana.
Pero preocupaciones y esfuerzos son integrados por los Martin en una visión profundamente cristiana. El abandono en Dios y la confianza, la oración diaria y el ayuno eclesiástico, la santificación del domingo y la vida litúrgica, la honradez comercial y la estima de los obreros, la ayuda a los necesitados y el compromiso concreto por los desfavorecidos: todo esto es sagrado para ellos.
Y he aquí que en 1872 esperan el noveno bebé, el primero que nace en la casa de la calle de San Blas, frente a la prestigiosa Prefectura, donde Teresa irá más tarde a jugar con Genny Bechard, "la hija del gobernador" (A 9v), al igual que sus primeros paseos en familia la conducirán a la iglesia parroquial de Nuestra Señora, a las clarisas de la calle de la Media Luna y a la estación de la que marcharán y volverán María y Paulina, pensionistas en la Visitación de Le Mans. Un poco más tarde las excursiones familiares la orientarán hacia los pueblos de alrededor y al "Pabellón", donde papá se distrae con la pesca en el Sarthe mientras Teresa se interesa por las fresas... Pero no nos anticipemos mucho.
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