La luz de la estrella que vieron Los Magos de Oriente, seguramente fue vista tambien por muchas otras personas que la contemplaron como algo que les parecía admirable, pero que no les afectaba. Y, así, no reaccionaron con ella. Sin embargo Los Magos, descubren su significado se dan cuenta que Dios les envía un mensaje importante por el que vale la pena cargar con las molestias de dejar la comodidad de lo seguro, y arriesgarse a un viaje incierto: la esperanza de encontrar al Rey les lleva a seguir a esa estrella, que habían anunciado los profetas y esperado el pueblo de Israel durante siglos. Un pequeño esfuerzo habría cambiado sus vidas, habrían encontrado al Rey del Gozo y de la Paz. Esto requiere la buena voluntad de buscarle, de movernos, de preguntar sin desanimarnos, como los Magos, de salir de nuestra haraganería, de nuestra rutina, y poder apreciar el inmenso valor de encontrar a Cristo. Si no le encontramos, no hemos encontrado nada en la vida, porque sólo Él es el Salvador: encontrar a Jesús es encontrar el Camino que nos lleva a conocer la Verdad que nos da la Vida. Y, sin Él, nada de nada vale la pena. Fuente: Contemplar el Evangelio de hoy
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