Lluvia de Rosas es y seguirá siendo gratuito para todo el mundo, y es por ello que necesitamos de su ayuda para seguir creciendo como instrumento de propagación de la fe católica a través de Internet:
Cuando tenía ocho años, la pequeña Teresa fue enviada al Convento Benedictino de Lisieux para que la educaran, pero poco después sucedió algo que alteró el cauce de su vida. Su hermana paulina quien desde la muerte de la madre había sido para ella una segunda madre, decidió entrar a la Orden Carmelita.
Esto dirigió los pensamientos y las aspiraciones de la niña hacia la vida religiosa a tal grado que habló de ello con la Madre Superiora de las Carmelitas, quien se sintió obligada a posponer indefinidamente la petición de una postulante de nueve años. Pero desde entonces la niña nunca flaqueó en su decisión de hacerse Carmelita. La veremos llegar finalmente a la meta de sus ambiciones, pero primero hubo de pasar por muchas pruebas.
Sus múltiples pruebas.
La primera fue una grave enfermedad, acompañada de extraños síntomas que desafiaron completamente la habilidad del doctor. El cuidado cariñoso de la familia no lograba resultados y no fue sino hasta durante una novena a Nuestra Señora de las Victorias que la enfermedad cejó repentinamente
En contestación a las fervientes oraciones de las hermanas, en las que tomaba parte de la pequeña paciente, la imagen de Nuestra Señora que estaba en el cuarto le pareció a la niña que avanzaba hacia ella, sonriéndole graciosamente. "De repente" escribe en su autobiografía, "la estatua se animó". La Virgen María se embelleció, tanto que nunca encontraría yo expresión adecuada que describiera tan divina beldad" . "Su cara estaba radiante de dulzura, de bondad y de una inefable ternura; pero lo que penetró hasta lo más profundo de mi ser fue su arrebatadora sonrisa. Entonces desaparecieron mis dolores. La Santísima Virgen se adelantó hacia mí, me sonrió cuan feliz soy, pensé para mí misma, pero no lo diré a nadie porque entonces esta felicidad desaparecerá"
.Otra de sus hermanas entra al convento.
Cuando Teresa tenía trece años, su hermana mayor María siguió el ejemplo de Paulina y entró al Carmelo de Lisieux; desde ese momento hasta su propia entrada al Carmelo, dos años después, su hermana Celina fue su íntima confidente. "Celina había llegado a ser especialemente desde la Navidad, la confidente de mis pensamientos. Jesús que quería que las dos adelantáramos juntas, formó en nuestros corazones lazos más fuertes que los de la sangre. Hizo que nos volviéramos almas hermanas."
Durante todo este período la atracción del Carmelo se volvía más intensa hasta que al fin, cuando tenía unos catorce años y medio, decidió hablarle a su padre acerca de esto. El relato de esta platica con su padre está bellamente descrito en su "Vida". Me habló como si fuera un santo, dice ella. "Acercándose a una pared me mostró unas florecitas blancas, como azucenas miniatura, y tomando una de esas flores me la dio, explicándome los cuidados que Dios había tenido para hacer que la flor creciera y para conservarla. Creí estar escuchando mi propia historia, tanto era el parecido entre la florecita y la pequeña Teresa".
Escribir Comentario
Por favor, mantenga el tópico de los mensajes en relevancia con el tema del artículo.
No utilice los comentarios para promociones y/o publicidad, ese tipo de mensajes serán removidos.
Solo Ingrese nombres, NO INCLUYA APELLIDOS, ni ningun otro tipo de dato personal dentro de los comentarios, NO UTILICE lenguaje inapropiado, evitelo ya que de ser así, el comentario ingresado será quitado.