Doctrina Mariana de Teresita
Se trata de auténtica doctrina Mariana, de gran actualidad, porque en ella convergen la doctrina del concilio Vaticano II y de los papas Pablo VI y Juan Pablo II. Profundamente enraizada en la espiritualidad mariana del carmelo, esta doctrina de Teresa, está igualmente en armonía con la de otros santos, en particular con la de San Francisco de Asís, Santa Clara y con la de San Luis María Grignion de Montfort

Jesús sigue siendo el centro, y María está en total relación con él como Madre suya. Este es el título más grandioso de María: "Ella es más Madre que Reina" afirma Teresa.

Es doctrina fundada en el Evangelio, que pone el acento en la pequeñez, la pobreza y la sencillez de María; y por encima de todo es una doctrina completamente orientada hacia la santidad: La misión maternal de María es la de conducir a todos sus hijos "a la cumbre de la montaña del amor".

Los símbolos del amor maternal de María para Teresita son: Su sonrisa, su manto, su velo.

Para Teresa, como para Francisco, el misterio del pesebre sigue siendo actual: en él se manifiesta la unión de la Madre con su Hijo en la pobreza, modelo de nuestra unión con él en la eucaristía, "donde aparece mucho más pequeño que un niño".

Con claridad escribía Teresa a Celina: "Es necesario que este año hagamos muchos sacerdotes que sepan amar a Jesús... que le toquen con la misma delicadeza con que María le tocaba en la cuna". Es exactamente lo que pedía a María para un futuro sacerdote, el seminarista Mauricio Belliere, su primer hermano espiritual: "Dignaos enseñarle ya con cunto amor tocabais al divino Niño Jesús y le envolvías entre pañales, para que él un día pueda subir al altar santo y llevar en sus manos al Rey del cielo. Os pido también que lo guardeis siempre a la sombra de vuestro manto virginal".

En la contemplación de Teresa, María aparece sencillísima en su fe y en su esperanza. Es "Madre total" por ser "esperanza total" y esto especialmente porque ella es pequeña, la "toda pequeña" por excelencia, "llena de gracias" de forma infranqueable, más aún que Teresa, porque ha sido también más pequeña.

Así, Teresa habla de María sin nombrarla cuando le dice a Jesús: "Siento que, si por un imposible, encontrases un alma más débil, más pequeña que a mía, te complacerías en colmarla de favores mayores aún, si ella se abandonaba con entera confianza a tu misericordia infinita".

Escribió estas líneas el 8 de septiembre de 1896, en la fiesta de la Natividad de María, con la gracia de la pequeñez de aquella que llegará a ser la Madre de Dios.

(Maria Santísima, Diccionario de Santa Teresa de Lisieux, Editorial Monte Carmelo).

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  Comentarios (1)
 1 HERMOSISIMO!!!...
Escrito por ADRIANA, el 11-08-2010 11:27
vemos en estas palabras la sencilles de corazón de Santa Teresita...que hermoso es sentirse un alma pequeñita y consentida de nuestro Señor,para que el atienda nuestras necesidades y nos colme de felicidad.