“Mi camino es todo él de confianza y de amor” (Ct 226). Si hay algo totalmente presente en la vida de Teresa es su invitación a la confianza. Y este mensaje ¡qué bien nos viene a todos, que andamos con la confianza en Dios, en los demás y en nosotros, bastante rota! Vamos a comenzar este encuentro, dedicando unos minutos a descansar en el Señor. Lo hacemos recitando despacio, casi masticando las palabras, el salmo 130, que es un acto de confianza y abandono en Dios. “Señor, mi corazón no es ambicioso ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad; sino que acallo y modero mis deseos como un niño en brazos de su madre. Espere Israel en el Señor ahora y por siempre” (Sl 130).
Mira y asume lo que eres.
·No te culpabilices por tus pecados. “Son como una gota de agua arrojada en una hoguera” (U.C. 11.7.6).
·No te agobie tu ansiedad por conseguir la perfección con tus fuerzas. “Es la confianza lo que debe conducirnos al Amor”.
·No te rechaces al verte débil y limitado. “Lo que agrada a Dios es verme amar mi pequeñez y mi pobreza en la esperanza ciega que tengo en su misericordia” (Ct 197).
·No renuncies a lo grande porque tu pequeñez está envuelta y acogida por una presencia maternal. “Sigo teniendo la misma confianza audaz de llegar a ser una gran santa, pues no me apoyo en mis méritos –que no tengo ninguno-, sino en Aquel que es la Virtud y la Santidad misma. Sólo él, contentándose con mis débiles esfuerzos, me elevará hasta él, y cubriéndome con sus méritos infinitos, me hará santa” (A 32r).
Entrégate al Señor.
Teresa nos pide algo más que la mirada y aceptación de nosotros mismos. Quiere que nos entreguemos al Señor, que le hagamos ofrenda de nuestra vida. “Es mi misma debilidad la que me da la audacia de ofrecerme como víctima a tu Amor ¡Oh Jesús!” (B 3v).
Con el gesto de las manos abiertas, vacías, ante el Señor, ofrécele:
·Tu impotencia, para que sea El tu santidad ·A Jesús, regalo que el Padre te ha dado y que tú ahora pones en sus manos.
·Las personas que conoces, de las que tanto has recibido.
·Los beneficios que Dios te ha concedido a lo largo de tu vida
·Tu amor
·La humanidad que busca expectante caminos de paz y de justicia, de solidaridad y de amor.
Oración: “Quiero, Amado mío, renovarte esta ofrenda con cada latido de mi corazón y un número infinito de veces, hasta que las sombras se desvanezcan y pueda yo decirte mi amor en un cara a cara eterno...” (Or 6).
Escribir Comentario
Por favor, mantenga el tópico de los mensajes en relevancia con el tema del artículo.
No utilice los comentarios para promociones y/o publicidad, ese tipo de mensajes serán removidos.
Solo Ingrese nombres, NO INCLUYA APELLIDOS, ni ningun otro tipo de dato personal dentro de los comentarios, NO UTILICE lenguaje inapropiado, evitelo ya que de ser así, el comentario ingresado será quitado.