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[Que
nos enseña Santa Teresita]
- [Cronología completa]
Su
Historia
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Sus
Padres
Luis
Martin y
Acelia
Maria Guerin

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María
Francisca Teresa nació el 2 de Enero de 1873 en Francia. Hija de un relojero y
una costurera de Alençon. Tuvo una infancia feliz y ordinaria, llena de buenos
ejemplos. Teresita era viva e impresionable, pero no particularmente devota.
En
1877, cuando Teresita tenía cuatro años, murió su madre. Su padre vendió su
relojería y se fue a vivir a Lisieux donde sus hijas estarían bajo el cuidado de su tía, la Sra.
Guerin, que era una mujer excelente. Santa Teresita era la
preferida de su padre. Sus hermanas eran María, Paulina, Leonia y Celina. La que
dirigía la casa era María y Paulina que era la mayor se encargaba de la
educación religiosa de sus hermanas. Les leía mucho en el invierno.
Cuando
Teresita tenía 9 años, Paulina ingresó al convento de las carmelitas. Desde
entonces, Teresita se sintió inclinada a seguirla por ese camino. Era una niña
afable y sensible y la religión ocupaba una parte muy importante de su vida. |
Las
Hermanas de Teresita
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| Maria |
Paulina |
Leonia |
Celina |
Cuando
Teresita tenía catorce años, su hermana María se fue al convento de las
carmelitas igual que Paulina. La Navidad de ese año, tuvo la expeirencia que
ella llamó su “conversión”. Dice ella que apenas a una hora de nacido el
Niño Jesús, inundó la oscuridad de su alma con ríos de luz. Decía que Dios
se había hecho débil y pequeño por amor a ella para hacerla fuerte y
valiente.
Al año siguiente, Teresita le pidió permiso a su padre para entrar al convento
de las carmelitas y él dijo que sí. Las monjas del convento y el obispo de
Bayeux opinaron que era muy joven y que debía esperar.
Algunos
meses más tarde fueron a Roma en una peregrinación por el jubileo sacerdotal
del Papa León XIII. Al arrodillarse frenta al Papa para recibir su bendición,
rompió el silencio y le pidió si podía entrar en el convento a los quince
años. El Papa quedó impresionado por su aspecto y modales y le dijo que si era
la voluntad de Dios así sería
Teresita
rezó mucho en todos los santuarios de la peregrinación y con el apoyo del
Papa, logró entrar en el Carmelo en Abril de 1888. Al entrar al convento, la
maestra de novicias dijo; “ Desde su entrada en la orden, su porte tenía una
dignidad poco común de su edad, que sorprendió a todas las religiosas.”
Profesó como religiosa el 8 de Septiembre de 1890. Su deseo era llegar a la
cumbre del monte del amor.
Teresita
cumplió con las reglas y deberes de los carmelitas. Oraba con un inmenso fervor
por los sacerdotes y los misioneros. Debido a esto, fue nombrada después de su
muerte, con el título de patrona de las misiones, aunque nunca habia salido de
su convento.
Se
sometió a todas las austeridades de la orden, menos al ayuno, ya que era
delicada de salud y sus superiores se lo impidieron. Entre las penitencias
corporales, la más dura para ella era el frío del invierno en el convento.
Pero ella decía “Quería Jesús concederme el martirio del corazón o el
martirio de la carne; preferiría que me concediera ambos.” Y un día pudo
exclamar “He llegado a un punto en el que me es imposible sufrir, porque todo
sufrimiento es dulce.”
En
1893, a los veinte años, la hermana Teresa fue nombrada asistente de la maestra
de novicias. Prácticamente ella era la maestra de novicias, aunque no tuviera
el título. Con respecto a esta labor, decía ella que hacer el bien sin la
ayuda de Dios era tan imposible como hacer que el sol brille a media noche.
Su
padre enfermó perdiendo el uso de la razón a causa de dos ataques de
parálisis. Celina, su hermana, se encargó de cuidarlo. Fueron unos año
difíciles para las hijas. Al morir el padre, Celina ingresó al convento con
sus hermanas.
En
este mismo año, Teresita se enfermó de tuberculosis. Quería ir a una misión
en Indochina pero su salud no se lo permitió. Sufrió mucho los últimos 18
meses de su vida. Fue un período de sufrimiento corporal y de pruebas
espirituales. En junio de 1897 fue trasladada a la enfermería del convento de
la que no volvió a salir. A partir de agosto ya no podía recibir la Comunión
debido a su enfermedad y murió el 30 de Septiembre de ese año.
Fue
enterrada en el cementerio municipal de Lisieux, el 4 de octubre de 1897.
Precisamente fue ella la que estrenó la nueva sepultura comprada por el Carmelo
a raíz de las nuevas disposiciones legales, que prohibían las inhumaciones en
la clausura de los monasterios. Con la perspectiva del tiempo y a la vista de
los acontecimientos sucedidos después de su muerte, se puede afirmar que dicha
prohibición fue providencial, pues permitió a cientos de miles de peregrinos
acudir a su tumba durante 25 años, cosa que jamás hubiera sucedido si Teresa
hubiese sido enterrada en el interior de su convento.
Fue beatificada
en 1923 y los restos mortales de Santa Teresita fueron llevados a la Capilla del
Carmelo, donde descansan desde entonces. Fue canonizada en 1925.
Se le presenta como una monja carmelita con un
crucifijo y rosas en los brazos. Ella decía que después de su muerte
derramaría una lluvia de rosas.
El culto a esta santa comenzó a crecer con rapidez. Los milagros hechos gracias
a su intercesión atrajeron la atención de los cristianos del mundo entero.
Escribió
el libro “Historia de un alma” que es una autobiografía. Escribe frases
preciosas como éstas en ese libro: “Para mí, orar consiste en elevar el
corazón, en levantar los ojos al cielo, en manifestar mi graitud y mi amor lo
mismo en el gozo que en la prueba.”; “Te ruego que poses tus divinos ojos
sobre un gran número de almas pequeñas.” Teresita se contaba a sí misma
entre las almas pequeñas, decía “Yo soy un alma minúscula, que sólo puede
ofrecer pequeñeces a nuestro Señor.”
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