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LA
CATEDRAL DE SAN PEDRO
Conviene
visitar la catedral de S. Pedro, joya del arte gótico normando,
por su arquitectura y su historia. Todo nos recuerda en ella que
Lisieux fue sede episcopal hasta 1790.
Al
obispo Arnoult, amigo del rey Luis VI y consejero del duque de
Normandía, se le debe la construcción de la Catedral actual
que comenzó en 1149, después de volver de la segunda cruzada
en la que había acompañado al rey de Francia.
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La
catedral fue parcialmente destruída por un incendio en 1126. La torre
norte se derrumbará en 1554. En 1793, las campanas fueron fundidas y la
catedral se convirtió en sede de las fiestas revolucionarias. Vuelta al
culto en 1802, se salvó, como el conjunto del antiguo palacio episcopal
(actual palacio de justicia) , de los bombardeos de 1944.
Recordemos
que Mons. Pierre Cauchon, colaborador de los ocupantes ingleses, fue
obispo de Lisieux de 1432 al 1442. El 1431 había condenado a Juana de
Arco a ser quemada viva como hereje.
Pero
son otras cosas las que interesan al peregrino que viene a Lisieux. En
esta catedral Teresa participó de la vida de la Igesia local en su
juventud. Durante diez años, todos los domingos y a menudo entre
semana, Teresa también participó en la Eucaristía con su padre y
hermanas. En el deambulatorio sur, una estatua moderna de Lambert-Rucky
evoca el lugar donde Teresa asistía a la Misa mayor los domingos. Entre
semana, oía misa en la capilla absidial -detrás del coro- . En el
deambulatorio norte, cerca de la puerta, se encuentra la capilla en la
que el abate Ducellier, entonces vicario, oyó la primera confesión de
Teresa.
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